Su primera ida al fut

Fuimos al futbol. Quienes me conocen saben que no me entusiasma ese espectáculo. Pero Miguel tenía que conocer un estadio, así que le pedí al doctor Báez (Blog de piedras) que nos escogiera un partido donde no hubiera riesgo con las porras.

Propuso un Pumas-Monarcas, que efectivamente fue tranquilo.

Miguel se quedó en mi casa la noche del sábado para facilitar la ida al partido. Uf, tuve que levantarme temprano para lograr que el chamaco se bañara y vistiera.

Salimos hacia el lugar donde nos recogería el doctor Báez. Llegamos y Miguel me preguntó por el estadio, pues ahí no había nada.

Le explique que iríamos a la Ciudad Universitaria (el ya la conoce, pues su madre vende ahí oníguiris) y le dije que esperaríamos a que Francisco nos recogiera. A cada auto que pasaba, me preguntaba ¿es ése? O ¿de qué color es el carro?

Como yo sólo he visto una vez el auto, le dije que gris.

En eso llegó Camilo, el hijo del doctor, y al poco tiempo lo hizo él, acompañado de Taide, su hija.

Llegamos al estadio y Miguel, como siempre, quiso escalar por cuanta parte se pudiera. Nos instalamos y Miguel quería que ya empezara el partido, pero aprovechó para ver a las edecanes y a Goyo, la mascota puma.

El doctor Báez lo motivaba para que apoyara a los pumas. No vaya a ser que ese muchacho elija al equipo equivocado, decía.

Pidió que le comprara una matraca con forma de manos y unas palomitas así, que, como le gusta el relajo, se integró de inmediato a echar goyas.

Y estuvo atento todo el primer tiempo, pero no cayó ningún gol. No les dimos ningún gol, dice él.

En algún m0mento le preguntó al doctor, quién era el hombre vestido de negro.

Es un cieguito que contratan par que vigile el partido, respondió Báez.

Para el medio tiempo ya se distrajo con Taide. Le preguntó si su teléfono tenía juegos, y como ella le dijo que sí se lo pidió prestado. Ella accedió, (gulp, yo hubiera preferido que no, pues qué tal si lo descomponía o le borraba algo)

Inicó el segundo tiempo,pero Miguel ya estaba más entretenido con el teléfono, así que cuando Pumas le dio un gol a Monarcas, no lo vio.

Eso si, dejó el aparato para agitar la matraca y echar porras.

Al terminar, le dijo a Taide que se iría con ella y la tomó de la mano. Otra vez a trepar y escalar, hasta que llegamos al auto.

Ya se cambió a color azul, le dijo Miguel al doctor, pues se quedó con la idea de que era gris, como yo le había dicho.

Nos llevaron a Insurgentes, aunque Miguel quería seguir con ellos.

Fue buena la experiencia. Quiere ir a otro partido, pero le dije que la próxima vez iremos a las luchas