Chimuelo
Sonó el teléfono. Era la segunda vez, porque Miguel ya me había hablado a las 8 de la mañana (quienes saben de mis hábitos licnobios entenderán que, aunque me encanta que me llame, ésos no son los mejores horarios para atender llamadas)
Pero la urgencia del hecho ameritaba el telefonazo.
-¡Abuelo, gritó al aparato, se me cayó un diente!
Pues sí, sí era una noticia que no podía esperar.
Lo dijo con gusto y orgullo. Ahora forma parte ya del selecto grupo de niños chimuelos (molachos, dice su abuela)de su salón. Son ya los niños grandes del kínder. Por la tarde trajo su diente, debidamente estuchado. Como iba a quedarse esa noche en mi casa, era necesario cargar con el diente, para que el ratón cumpliera con su deber.
Claro, fue necesario tomarle algunas fotos. En la última verán que su espíritu calvinesco (Vid Calvin & Hobbes et Calvin&Hobbes) se impuso.
1 Comments:
Qué, ¿acaso Báez y tú no pueden hacer otra cosa que estar haciendo precisiones al blog de Hugo?
Conejote Feroz
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