2006/01/25

Los libros de Miguel

Miguel posee una biblioteca de 45 volúmenes.
A veces, en broma, les digo a mis amigos que el muchacho tiene más libros que muchos de mis ex alumnos.
Pero, ahora que la madre del sujeto y yo hicimos el recuento, me parece que la chanza no lo es tanto.
Desde luego, no los ha leído todos. Respondo a la pregunta usual de todos aquellos que al ver libreros colmados siempre preguntan al propietario de los tomos.
No, evidentemente, no los ha leído porque todavía no sabe leer.
Pero los ha oído. Aclaro, ha oído la mayoría, pero hay algunos que son más complejos que lo adecuado para su edad , y esos los reservamos para el momento justo.
Varios hay que se han leído y releído y releído y releído...
Es el caso de Vamos a Cazar un oso, de Michel Rossen e ilustrado por Helen Oxenbury. Es una adaptación de una canción tradicional inglesa.


¿Quién le teme al oso?

Le gusta la parte donde se pregunta “¿quién tiene miedo al oso? Nadie, se responde a coro. Aquí no hay ningún miedoso.
Bueee..., el día que vio a un oso en el zoológico de Chapultepec, empezó a revalorar la valentía frente a los osos.
Otro de sus favoritos es ¡Soy el más fuerte!, de Mario Ramos. Aquí un lobo pasea por el bosque preguntando a los animales quién es el más fuerte, feroz y malo.
Todos responden que es el lobo. Con cada respuesta se muestra orgulloso y balandronea.
De pronto encuentra a una especie de sapito que le dice: “La más fuerte del bosque es mi mamá”. El lobo se sulfura y amenaza al bicho, pero éste añade: “Mi mamá es una dragona y es la más fuerte del bosque. Es muy amable pero se enoja mucho cuando alguien maltrata a su hijo”. Detrás de él aparece la enorme pata de la madre dragona.
Otro favorito más es El cochino feroz y los tres lobitos, de Eugene Travizas. En éste se invierten los papeles del cuento tradicional y resulta que el personaje verdaderamente malo es el cerdo y los lobos son tiernas criaturitas.
Los lobitos construyen sus casas de ladrillo, concreto y acero. Cuando le niegan la entrada al puerco, éste se enfurece y usa marros, taladros neumáticos y dinamita para destruirlas. No por nada le decían “El Cochino feroz”.
Un oso en el cuarto oscuro”, de Helen Cooper, y Algo de nada, cuento judío de Phoebe Gilman, también figuran en el hit parade.
Dinosaurios, que es un libro con imágenes en tercera dimensión con movimiento le parece muy divertido. Sobre todo cuando el tiranosaurio se merienda al Hombre Araña, a Batman a Superman y a cualquier soldadito que ande por ahí.
Miguel pone las figuras en el hocico de la bestia, y con un movimiento de las tapas del libro las aprisiona entre las fauces del animal.
Si algún día visitan a Miguel y no está corriendo, brincando, trepando o destrozando algo, pueden ofrecerse a leerle alguno de sus libros. Pero, ármense de paciencia para leer varios o repetir uno innumerables veces, o las dos cosas.

La lista completa está en:
Relatos de Miguel (msn)

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