¡Pelón!
Ya me había tardado
En realidad parte del alto en los relatos se debe a que Miguel se volvió a ir a Guadalajara con su abuela. Luego entró a la primaria. Como ya tenía la experiencia de preescolar, no hubo ningún drama de primer día.
El pelo le había crecido bastante y lo lleve a la peluquería.
El peluquero le preguntó cómo quería el corte.
–¡Pelón, dijo de inmediato.
No. Me negué a que se rapara. En todo caso, es su madre quién debe decidirlo.
Quedó bien presentado.
El siguiente domingo, ¡oh sorpresa! Tenía todo el copete tuzado.
Una compañerita le hizo la gracia.
Bueno otra vez a la peluquería. Ahora le tocó una peluquera.
Misma pregunta y misma respuesta ¡Pelón!
Bueno, casi se le hace. Hubo que cortar bastante. Quedó cortito.
Ahora se ve así:
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