Con el jaguar, en Universum
Dinosaurios y caballos
Se le hizo subirse a un caballo.
Y estaba feliz. Las imágenes son elocuentes.
Pero la historia no empezó así. La idea era visitar el Museo de Geología de la UNAM, frente a la alameda de la Santa María.
El esqueleto de mamut era el objetivo principal, sobre todo después de ver la Era del Hielo II.
Llegamos y la reproducción de la cabeza el triceratops le llamó la atención, pero ya adentro no quiso detenerse mucho tiempo en las salas. Parece que el tamaño del mamut lo impresionó bastante, porque en cuanto lo vio, nos hizo ir a otras salas a toda velocidad. Sí, vio el esqueleto de dinosaurio y los caparazones (carapazones, magister dixit) de los antecesores de los armadillos.
Aquí, con un dinosaurio
En ésta, con el mamut a regañadientes
Bien, pero mejor vamos a ver otras salas.
El huevo fósil logró atraer su atención....
Fue una visita fast track.
Salimos y cruzamos a la alameda justo cuando los pony caminaban por el parque.
Nada más fue verlos y pedir un paseo.
Nada más fue oírlo y recordar ese mismo paseo con su madre.
Tendría Citlali como diez años. La llevé la museo y luego a dar la vuelta. En el caballito. (La idea original incluía un helado en el Kikos de la contra esquina, pero para mi desventura, ya no existía).
Hicimos la fila y se subió a un caballito blanco. Nada más que el pobre animalillo estaba recién castrado. Algo lo molestó y reparó. Citlali estaba bien sujeta y no se cayó, pero el trauma le dura hasta la fecha.
A Miguel le fue mejor. Tuvo hasta un tramo de galope en el que se sintió feliz.
Antes, cuando nos dirigíamos a la base equina, Bertha me comentó que ya iban a demoler la que fue casa y biblioteca del positivista Agustín Aragón que está justo en el extremo opuesto del museo, alameda de por medio.
Le comenté a Berta que en alguna parte leí u oí que decían que ahí se aparecía un fantasma.
Más tardé en decirlo que Miguel en pedir que lo llevará a ver la casa del fantasma.
Mientras Bertha se formaba para esperar el turno del caballo, lo llevé a ver una fuente (sucia y apagada) y a la casa de Aragón.
Efectivamente, la que fuera biblioteca del positivismo está en demolición. Sólo queda en pie la fachada.
Subí a Miguel en mis hombros para que se asomara por la cegada reja del zaguán. Vio las ruinas y me dijo. No se ve nada, el fantasma debe estar dormido.
Claro, de día no deambulaba don Agustín.
Nos regresamos a los caballos. Pidió ver un fantasma en la calle, pero no fue posible.
Le llegó su turno de montar y fue el niño más feliz.
Luego nos llevó al puesto de maquillajes y quiso una cara de hombre araña.
Como ya había visto los juegos, hubimos de llevarlo a brincotear por 20 minutos.
Comimos en el Chivito (cerca de El Sol de México (aghhh). Entre pláticas e interpretaciones del “Chaparrito de la canción”, se comió dos quesadillas y un taco de arrachera.
Así transcurrió ese domingo de mayo.
El siguiente fin de semana comimos crepas y fuimos a casa ver una película de pingüinos.
De ese día se obtuvo esta foto con un gran rugido de gorila.
Esta otra con la lengua azul
Y la del niño fingiéndose dormido con su gorila King Kong
Cuando trataba de devorar a su madre
Aquí, con su madre, poco antes de tratar de devorarla
Y aquí, posando con su gorra de Hombre Araña
La fuente, hasta el fondo
Tendría que haber empezado por relatar cuan bien se portó Miguel con la comida la semana pasada, pero ayer hizo una muy buena.
El muy gandul se metió con todo y ropa a la fuente del David, en la plaza Río de Janeiro
ésa en la que le preguntaba al personaje qué hacía allí, bañándose a media plaza.
La fuente estaba apagada, pero tenía suficiente agua.
Miguel arrojó una hoja y se empinó para volverla a agarrar. Se deslizó y cayó cuan largo es a la fuente.
Quedó mojado de pies a cabeza.
También se le veía muy divertido.
Estaba nadando, abuelo, me dijo
Por suerte las amenazas de lluvia del día quedaron en eso, puros amagos.
Le quité la playera que llevaba y le puse su suéter, mientras íbamos a la casa para bañarlo. Lavar la ropa y tratar de secar los zapatos.
Más o menos se pudo hacer todo mientras veía películas con Bertha.
De las vacaciones de Miguel en Guadalajara, esperemos a que su madre o su tía hagan un relato. Parece que se divirtió bastante y hasta ganó un concurso de pintura.
Aquí, en el aeropuerto, esperando el avión de regreso
Aquí, diviriéndose en un taller infantil
Sobre lo bien que comió las últimas veces hay que dejar constancia. Descubrimos que la salsa bolognesa le gusta tanto como para pedir más.
Lo llevamos a un restaurante de crepas en Plaza Delta, y en el menú infantil había una crepa boloñesa. Le pregunté si quería picadillo y dijo que sí.
De la crepa no comió casi nada, pero sí la carne.
Aquí están las fotos de ese día.
El domingo pasado lo llevamos al Piazza, ese restaurante italiano que está frente a la plaza Luis Cabrera . Ahí se zampó la mitad de una media orden de spaghetti bolognesa. Luego siguió la aventura de la fuente.
Ayer lo llevé con su madre a comer hamburguesas.Aquí en una foto muy de modelo
Le sirvieron tres minis, y se las comió todas. Sólo dejó las papas.
Luego nos fuimos a su casa a ver los Aristogatos.
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