La primera clase
Me tocó hacer una tarea con Miguel. En realidad, él la estaba haciendo con su tía Cinthia. Llegué y me dijeron que debía explicar qué se celebra el 20 de noviembre. Mi experiencia con los maestros de mis hijas en cuanto a clases de historia, no ha sido la mejor.
A Citlali le costó una calificación, pues el examen preguntaba en qué corriente ideológica se podía ubicar a Maximiliano de Habsurgo. Ella, conforme yo le había explicado, respondió que era liberal.
Zas, reprobada. Fui a hablar con la profesora, que no podía entender que el emperador, aunque fue traído por los conservadores era tan o más liberal que Benito Juárez, con quien compartía la característica de ser masón.
A Miguel logré darle una explicación sencilla, adecuada a sus cinco años, y tratando de no enredarlo mucho.
Pero qué difícil fue contenerme de explicarle que aunque la permanencia en el poder de Porfirio Díaz fue uno de los detonantes de la Revolución, pero que antes fue el héroe militar que derrotó a los franceses. O decirle que Madero era un buen hombre, pero bastante ingenuo e incapaz de dar una salida política sólida a su presidencia. Con Huerta, el problema es menor, pues hay acuerdo generalizado sobre su ruindad.
Y con Carranza. Vaya, cómo decirle que era un viejo empecinado bajo cuyo gobierno asesinaron a Zapata. Y que éste último había hecho armas contra Madero. A Obregón y la muerte de don Venustiano ya no llegamos.
Para ilustrar su tarea eligió una imagen del asesinato de Madero.
7 Comments:
tarea para el abuelo:
A ver cómo le explica a Miguel que las nuevas corrientes historiográficas permiten plantear esta premisa:
Aparte de ingenuo, Madero cometió un error estúpido: traer de la mano para arriba y para abajo a su vicepresidente, asunto que le costó la vida a ambos. Si José María Pino Suárez hubiese salido de la Ciudad de México, otro fin hubiera tenido la Decena Trágica. Pero como mis maestras dicen que en Historia no hay hubieras, aquí le paro, no sea que me pescozoneen.
El Conejo Lobo propone que se incluya en esta entrada la imagen que el Conejillo Lobillo Mañosillo eligió para su tarea. Y me encantaría saber qué opinó su maestra de la tarea y de la imagen.
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Mmmm... creo que a mí también me costaría hablar de este tema sin apasionamientos, pues como recordarás soy bisnieta de Pino Suárez. Sería bueno que el conejo lobo me explicara eso de que "lo trajeron para arriba y para abajo", ne me queda claro. La explicación sería bueno que fuera directa y clara (no me enojo, lo prometo). Sólo diré que en mi casa, don José María, don Pancho, don Gustavo (más amigo de mi bisabuelo que el presidente), doña Sarita y doña María son sumamente admirados. A ver si puedo escanear una foto de ellos para que lo chequen. Saludos. Eva Ponce
El Conejo Lobo abundará en lo que ya dijo, aunque le parece que los renglones 5 6 y 7 del comentario esbozan lo básico.
Cuando el Conejo Lobo se refiere al error de Madero se remite a los principios básicos de seguridad de un jefe de Estado en un momento de crisis y, que en este caso, tiene que ver con la figura de la vicepresidencia, ya en desuso en México. No obstante, aún en el siglo XXI, hay una idea básica de seguridad entre presidente y vicepresidente de un gobierno: nunca están en un mismo sitio, al mismo tiempo en situación de crisis; es más: hoy día, el presidente de Estados Unidos y su vicepresidente nunca viajan juntos. Esa es la figura esencial del problema. Pero hablemos de México.
En la primera mitad del siglo XIX, mientras esa figura existió, fue origen de numerosos quebraderos de cabeza para este país, pues de la vicepresidencia salían asonadas, conspiraciones y levantamientos, porque el sistema electoral de la época asignaba la vicepresidencia a quien obtuviera el segundo lugar en votos en las elecciones presidenciales.
En los últimos años del porfiriato, Díaz tenía un vicepresidente, Ramón Corral, que, entre otras cosillas, iba a los eventos a los que al presidente le daba pereza asistir. "Que vaya Ramón.....", era una de las frases recurrentes, escribió alguna vez el propio Corral, si el asunto era de noche o el tiempo estaba frío.
El caso de Madero y Pino Suárez era diferente: unidos ambos por una propuesta política, resultaron, además de una fórmula unificada en ideas, representativos de los movimientos antireeleccionistas de diferentes regiones del país. Eso, además de los votos obtenidos en los comicios les dotaba de una gran legitimidad: la legitimidad de un gobierno democráticamente electo.
Sin embargo, al inicio de la Decena Trágica Madero no reaccionó con visión estratégica: ante el riesgo de un golpe de Estado, optó por mantener a Pino Suárez a su lado en todo momento. Esos son los recovecos en los que un historiador no puede avanzar: no se adivina el pensamiento de los personajes del pasado. ¿Creyó Madero que el asunto no era de cuidado? ¿Creyó que podía hacer frente a los alzados con la guarnición de Palacio Nacional y los cadetes del Colegio Militar? ¿No juzgó, acaso, que, siendo partícipes de la asonada un destacado militar como Bernardo Reyes, otro también de importancia como Manuel Mondragón y un tercero, que ciertamente no era un gran militar, pero era el "sobrino de su tío" (Félix Díaz), no podía atraerse al levantamiento a un sector de la milicia?
No conocemos los pensamientos de Madero de aquellos días, lo que sabemos es que nunca se le ocurrió sacar a Pino Suárez del "teatro de los acontecimientos" y con ello le firmó la sentencia de muerte compartida.
Madero pudo muy bien, antes que otra cosa, poner a salvo a su vicepresidente: pudo haberlo enviado al norte, donde estaba buena parte de los movimientos antireeleccionistas que lo llevaron a la presidencia -divertidísimo: Carranza se hubiera visto obligado a proteger y defender al gobierno legítimo encarnado en el vicepresidente; qué Primer Jefe de la revolución ni qué perro muerto-
También pudo haber enviado al sur a don José María. En su tierra, involucrado como estaba con los movimientos antirreeleccionistas de Tabasco y Yucatán, bien podía haber armado un núcleo de fuerza importante, dispuesto a todo en caso de que, en la capital, el presidente Madero fuese víctima de un golpe de Estado.
En suma, conservarle la vida a José María Pino Suárez, y fuera del alcance inmediato de los golpistas, era conservar al gobierno -este sí- legítimo y democráticamente electo, ante el cual cualquier intentona legaloide de los sublevados por hacerse con la presidencia, carecería de todo crédito.
Pero no ocurrió así.
Madero prefirió que el vicepresidente Pino Suárez permaneciese a su lado en todo momento; por ello fue apresado junto con el presidente; fue encarcelado junto con el presidente y fue asesinado junto con el presidente. tal es el sentido de la expresión "lo trajeron para arriba y para abajo", es decir, para todos lados sin que a nadie se le ocurriera otra posibilidad. Cierto es que, hasta donde se sabe, tampoco don José María opuso alguna resistencia, pero en fin.
El presidente y el vicepresidente murieron baleados en la parte trasera de la penitenciaría de Lecumberri; Pedro Lascuráin fue presidente de México durante tres cuartos de hora, justo para armar el procedimiento legal, ciertamente, pero ilegítimo y hasta perverso, bajo el cual Victoriano Huerta se hizo del poder.
Todo esto pudo haber sido diferente, de mediar en el ánimo de Madero otro talante, malicia política o visión de Estado. Por ello, sin apasionamientos, como se escribió el primer comentario, lo digo como fue: un error estúpido, y de que fue un error estúpido, fue un error estúpido.
Más datos para confundir al chiquillo:
1.- Pino Suárez no estaba con Madero cuando el presidente fue aprehendido. Ese día (18 de febrero de 1913) el vicepresidente llegó a su casa, se encerró en su despacho con su esposa, María Cámara, y estuvo hablando con ella aproximadamente un par de horas. Luego salió rápidamente y se despidió de sus hijos.
Su hijo Emilio le recordó que era el cumpleaños 5 de Hortensia, la quinta de sus hijos (mi abuela), por lo que él se regresó y le dijo "mi niña, con tantas cosas que tengo en la cabeza se me había olvidado" y la abrazó; como pasaba frente a la puerta de la casa un globero, le compró todos los globos y se los regaló a la chiquilla. Fue la última vez que lo vieron vivo. La mamá se quedó llorando en casa pues sabía que su esposo iba a entregarse a quienes habían detenido a Madreo. De ahí que le dieran el apodo de El Caballero de la Lealtad.
Creo lógico lo que dices respecto a que no debieran haber estado juntos porque desapareció el gobierno, pero creo que Pino Suárez sentía la obligación de permanecer con madero hasta el fin.
2.- Pino Suárez sabía que era el fin. Meses antes había mantenido una conversación en su casa con Victoriano Huerta; cuando salió de su casa, Pepe le dijo a María "éste nos traicionará". Gustavo y él se lo advirtieron a don Pancho, pero él se negó a creerles. Gustavo era más amigo de mi bisabuelo que Francisco... era menos crédulo y varias veces le advirtió a su hermano sobre la realidad.
3.- Pino Suárez y Madero fallecieron dentro de Lecumberri y después los asesinos arrastraron los cuerpos hacia afuera para simular que habían intentado escapar. Esa madrugada, 22 de febrero, las familias de ambos (doña Sarita de Madero y mi bisabuela con sus seis hijos -la más chica de casi 4 meses de edad-) los esperaban en la estación del tren pues el embajador cubano "había conseguido" que los enviaran al exilio a la isla y les habían dicho por tercera ocasión que partirían esa madrugada.
Estando ahí escucharon a un pregonero que a gritos informaba de la muerte de los dos. El mayor de los hijos de don Pepe corrió hacia la cárcel, donde halló el cadáver de su padre con la cabeza amarrada con una caja de zapatos y cordón porque le destrozaron a balazos el cráneo (en total recibió 11 disparos; Madero, siete).
La familia tuvo que escapar.
Sólo un breviario cultural
Eva Ponce
Bien, qué bueno que dejan comentarios, gracias, pero recuerden que este es un blog sobre las andanzas de Miguel, no de discusión histórica. Ojalá y en las otras entradas haya tantos comentarios
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