Miguel y el regalo de las Duendas de Santa
La tía Paty nos invitó a desayunar. Estaban ella, mi hermano Gustavo, su novia, y Bertha. Claro, Miguel y yo estábamos ahí.
El servicio del restaurante de Liverpool Parque Delta estaba infame (¡a quién se le ocurre hacer un desayuno navideño ahí, uff!), pero en algún momento entró el Santa Claus a saludar a los niños.
Miguel, por supuesto lo saludaba de lejos. El hombre vestido de rojo se acercó, pero para el niño resultaron má interesantes las duendas que acompañaban al personaje.
Cuando ya terminábamos, le dijo a Bertha que había que ir a saludar a las duendas. También se lo dijo a su tía al despedirse: “¿Ya te vas a tu casa? Nosotros vamos a ver a las duendas”
Y henos ahí, tras la pista de las ayudantas de Santa.
Encontramos al grupo en un pasillo de la tienda. Una de las duendecillas se acercó y Miguel... fue invadido por un ataque de timidez. No dejaba de ver a la chica, pero quedó cohibido, paralizado del todo. Se deshacía de la pena.
Miguel pasó la Noche Buena en Tepoztlán, con su tía Cinthia y José. Lo vi un rato ese día, pero le anuncié que en la casa, las duendas le dejarían una sorpresa.
Para el martes le llevé su regalo, una camioneta Ford Lobo roja, con llantas enormes.
Hela aquí:
La Lobo Roja
Le dije que era el regalo de las duendas, pero él me corrigió: “No abuelo, es tu regalo”
La camioneta fue todo un éxito.
Estas son las imágenes de los primeros intentos de usar el control remoto:
1 Comments:
Que bueno que le gustó su camioneta Lobo Lariat!,espero que estén muy bien,y que todo lo mejor les páse éste año nuevo!! un abrazo. Roger
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