Metamorfosis
Cuando más pequeño, decía ser un conejillo-lobillo; después pasó a ser un velocirraptor.
Últimamente se había convertido en un megaperro-lobo. A veces es megaperro-lobo-velocirraptor, y otras es megaperro-lobo-velocirraptor-robot y vampiro.
Puros seres mansitos, ¿verdad?
Sien embargo, cuando se queda en casa de su abuelo, prepara un nido de cobijas en el futón y ve la tele. Entonces, conforme le gana el sueño, se convierte en un conejito al que le gusta que lo apapachen.
(Pronto, el relato del viaje a Puebla)